lunes, 12 de septiembre de 2011

Razones

-¿Por qué quieres razones?
-Porque me hacen bien. Déjame con mis razones que a ti no te quitan y a mí me dan.
-¡Pero todas las razones las inventas!
-A ti también te invento. Te invento en mi cama, te invento en mis besos, invento razones para dejarte y luego invento otras para volver. Acéptalo, te gusta que tenga razones.
-Con tus razones vienen expectativas y acabas decepcionada…a ti no te gusta perder. Al final crees que es mi culpa que llores en domingo pero es culpa de ellas.
-Tienes razón, lloro sola. Sin ti y sin mí. Son mis razones las que lloran, son mis inventos, es un tú que yo inventé y una yo que no existe, que inventé un día que me quedé dormida en tus brazos.
-Me gusta cuando duermes conmigo, y me gustan tus manos, me gusta cuando bailas en la mitad de la cocina, me gusta tu perfume, me gusta cuando hacemos el amor y cuando lloras después de hacerlo, me gusta que te rías y me gusta tu locura que inventa razones para quedarte conmigo.- Pensé que lo dijo pero puede que lo haya inventado…
-Eres una necia. (Eso sí lo dijo.)
-Lo se. Pero no soy yo, son mis razones. Son inventadas y tiene que luchar para tener sentido. Se tienen que arraigar a mi alma y salir vomitadas por mi boca. Tienen que tener razón mis razones… Si no fuera así, te dejarían. Tendrían frío en las noches cuando duermen contigo. Les faltarían besos y café en las mañanas. Se sentirían solas hasta los domingos. Te extrañarían todos los días y no podrían salir de la cama. Se darían cuenta que no las tomas de la mano y le molestaría cuando las abrazas de repente. Si mis razones no fueran necias no podrían estar con un necio como tú.
-No soy necio, soy un viejo. Soy un viejo al que no le gustan los domingos, que duerme mejor cuando duerme solo. Soy un viejo al que se le acabaron los besos. Me canso Esther…me cansas.
-Lo sabemos. Pero ahí están ellas que se inventan más razones para sentirse viejas, para terminar con los fines de semana, para no sentir frío y para nunca tener hambre. Déjame con mis razones que son las que me dejan contigo. No me las quites y no las cuestiones. Déjame dormir contigo e inventarme más razones en sueños…
No dijo nada más. Tomó sus llaves, que como buen viejo, siempre están en el mismo lugar. No miró atrás, los viejos saben que mirar atrás no deja nada bueno al frente. Salió por la misma puerta que nunca jamás me abrió. Me dejó la casa, la cama, las teles, el jardín con pasto nuevo y sin jacarandas, me dejó mis razones, me dejó llena de mi y de ellas, se fue y nunca más volvió.


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